Hoy quiero compartir contigo algo muy especial que me ha inspirado y quiero que llegue a ti a través de la siguiente metáfora. Seguramente te ayudará a entender cómo funciona nuestra mente en un entorno de precariedad.
Un hombre desastrado, que no parecía poseer nada en su sentido material, se acercó a un capataz caminero y le dijo:

– ¿Puede ayudarme? Necesito trabajo.

– Muy bien – dijo el capataz caminero-, coge esa piedra grande de allí y hazla rodar por la cuesta arriba y abajo. Si lo que necesitas es trabajar, eso bastará para satisfacer tus necesidades.

– No me entiende – dijo el hombre-. Lo que necesito en realidad es dinero.

-¡Ah!- contestó el capataz-, si se trata de dinero, aquí tienes cincuenta €uros, pero no puedes gastarlos.

El hombre se quedó de nuevo perplejo.

– No me entiende, lo que necesito en realidad es comida, combustible y ropa, no sólo dinero.

– Si estás seguro de que eso es todo lo que necesitas – comentó de nuevo el capataz-, puedes gastar el dinero en comida y combustible y ropa, pero no podrás comer la comida ni utilizar el combustible ni usar la ropa.

El hombre se vio por último obligado a ver qué era lo que realmente necesitaba. Una sensación de seguridad, paz y satisfacción interiores. Todo ello totalmente invisible, todo dentro de su pensamiento, todo sustento divino.

Nos vemos llevados a creer que las cosas materiales constituyen nuestra realidad y en el fondo lo que deseamos es algo que podemos encontrar en nuestro interior, algo invisible.

De igual manera que el hombre desastrado tuvo que rehacer su petición pasando de lo material a lo invisible, tú también puedes hacerlo.

Durante toda mi trayectoria como coach tengo muy presente que en cualquier proceso privado que acompaño es fundamental ayudar a las personas a definir una META DE GRAN IMPACTO, porque en general tenemos bastante adormecido el cerebro cuando se trata de diseñar objetivos de gran envergadura.

Generalmente pensamos a lo pobre, con escasez y en la precariedad. Nos cuesta pensar a lo grande porque no tenemos ese músculo bien formado y entrenado. Pensar en pequeñito es más asequible y sobre todo menos duro si se fracasa.

El primer obstáculo que nos encontramos cuando diseñamos un objetivo somos nosotros mismos. Nos juzgamos de tal manera que aunque otros nos estén viendo como personas exitosas con grandes dones y cualidades, si nosotros no nos damos el permiso de aceptar lo que a otros les gusta de nosotros, recibir un elogio por nuestras cualidades y reconocerlo dentro de nosotros mismos, seguiremos obteniendo los mismos resultados y siendo la misma pequeña persona.

Pensar en pequeño

Hace tiempo que entendí que aunque ocupamos un cuerpo físico fácilmente reconocible, no somos la misma persona que hace 1 día, menos aún que el mes pasado y mucho más alejados incluso que quien éramos hace 5 años.

Lo que fundamentalmente debe cambiar en ti no es sólo tu manera de pensar, no es tu manera de vivir, sino tu manera de ser, plantéate quién puedes SER si elevas tu conciencia a un plano más elevado.

En el pasado me obsesionaba con los objetivos y me empeñaba en poner toda mi energía desde la acción y el esfuerzo, tratando de conseguir lo que me proponía a nivel material, actuando y haciendo múltiples tareas para alcanzar lo que deseaba, pero mi mente, aunque bien preparada y organizada, no era capaz de atraer hasta mí lo que realmente yo deseaba porque no utilizaba toda mi gran capacidad, me frustraba y me bajaba la energía llevándome a sufrir las consecuencias propias de la decepción.

Más allá de tener una mente bien enfocada y preparada debemos ser conscientes que si no aprendemos a eliminar todos aquéllos pensamientos, frustraciones, decepciones, deseos no cumplidos, etc. no podremos vivir desde el propósito a través de la intención.

La intención trabaja a otro nivel de frecuencia que los pensamientos y por tanto actúa desde la energía cuántica no desde la mecánica, provocando y permitiendo que lo que deseamos llegue a través de otros caminos más limpios y directos. Sin prisa pero sin pausa.

Te pondré un ejemplo, hace un par de semanas impartí una conferencia sobre el poder del EGO y su vinculación con la falta de éxito y me encontré a una encantadora mujer que llevaba una plataforma ortopédica que le cruzaba la espalda, la zona lumbar y el tórax sujetándolas para no sufrir el dolor que sus cervicales le hacían sufrir.

En el momento en el que me acerqué y la pregunté qué es lo que sentía para ver de qué manera podía ayudarle, ella me dijo que sentía un gran dolor durante toda la tarde y que no sabía si podría quedarse. No quería sentirlo pero curiosamente su mente estaba provocando con gran eficacia precisamente lo que ella no quería, porque estaba poniendo su enfoque no en el bienestar sino en el dolor. Así pues lo que tenía era lo que no quería, pero sí aquello en donde ponía su intención.

Puedo recordar aún su cara sorprendida al dejar de enfocarse en el dolor y comenzar a poner su intención en el bienestar. De inmediato su mente le permitió disfrutar de su propio bienestar.

La mente es un maravilloso aliado pero también puede convertirse en un perturbador enemigo. Un simple pensamiento puede ayudarte a crear y creer es crear.

Poder de la intención

Si quieres comprender cómo puedes dejar de sufrir, de sacrificarte y enfocarte en lo que no deseas para poner tu intención y tu enfoque en lo que realmente quieres que ocurra en tu vida podrás hacerlo si te dejas acompañar en este apasionante camino.

Déjame que te cuente que durante los próximos 5 días vas a poder solicitar una Sesión Exploratoria privada conmigo para conocer cómo puedes pasar de un pensamiento de precariedad a uno de prosperidad y abundancia a través de mi programa Transformación Total para el éxito.

Pincha en el botón hoy mismo y verás cómo puedo ayudarte…. ¡Está a tu alcance disfrutar de una vida de bienestar y prosperidad!


PINCHA AQUÍ PARA SOLICITAR UNA SESIÓN EXPLORATORIA GRATUITA >>